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Editorial - 1088

 


El tiempo pone a cada uno en su lugar (?)

 

Existe una creencia generalizada de que el tiempo hace justicia y pone a cada quién en su lugar, pero, en realidad, no es así. El tiempo es solo una magnitud física que sirve para medir la duración de las cosas, de los procesos, etc. Por lo cual, el tiempo, ni hace justicia ni pone a cada uno en su lugar.

 

Esta frase se utiliza para dar fe y esperanza a las personas oprimidas.

En el evangelio abundan las frases que hablan de la justicia de Dios:

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, etc.

Esperamos que Dios haga justicia en la otra vida a quienes nos hacen mal, pero esa justicia no nos sirve de nada en esta vida; sin embargo es una advertencia para que actuemos bien, en vista de que existe una justicia divina que juzga las acciones y las intenciones, pues, el mal no puede quedar impune y el bien no puede quedar sin premio.

 

En todas las culturas se da importancia a la inteligencia, a la riqueza, al poder,... pero, sobre todo, se valora el corazón. Hace más de cinco mil años, los egipcios ya rendían culto a los muertos. 
Según el Libro de los Muertos, el centro de la ceremonia lo ocupaba el corazón. El difunto era conducido de la mano por Anubis, "el conductor de almas". Al llegar al centro de la escena había una balanza; en un platillo se colocaba el corazón del difunto y en el otro platillo se colocaba una pluma (símbolo de la diosa Maat, que personificaba la verdad, la justicia y la armonía universal). Si los platillos quedaban en equilibrio, el difunto era considerado libre de culpa y alcanzaba la inmortalidad. Si los platillos no quedaban en equilibrio el difunto era devorado por un cocodrilo. 

Lo expuesto viene a decir que, al final, las personas que actúan bien obtienen el premio y quienes actúan mal, pagan las consecuencias de su mal proceder.

 

Existen numerosas leyes naturales que rigen el universo. Estas leyes se aplican de forma inexorable. Existen también, leyes naturales que rigen la vida de las personas: Ley de Competencia. Ley de Causa y Efecto. Ley de Atracción. Ley de Polaridad. Ley de Entropía. Ley de Finalidad. Ley de Evolución. Ley de Acción y Reacción, etc. Por esta Ley de Acción y Reacción, cada persona se modela a sí misma y forja su carácter, su personalidad y su destino. Las ideas y sentimientos que cultivamos determinan nuestra visión de la vida, nuestra actitud ante las cosas y la forma de actuar. Según sean nuestras ideas y nuestros sentimientos, serán nuestras reacciones y nuestras decisiones, y, según sean nuestras decisiones, será nuestra vida.

 

No esperes que el tiempo ponga a cada uno en su lugar. Muchas personas llevan 20, 30, 40 ó más años esperando que se haga justicia, que caigan los tiranos y los corruptos sean juzgados y llevados a la cárcel, sin embargo, esto no ocurre en la mayoría de los casos, pero tal vez, lo que exponemos a continuación te sirva de consuelo.

 

Aparentemente, los tiranos y los corruptos viven envalentonados, desafiando a la sociedad, apoyados en el poder y en la impunidad. Digo, aparentemente, porque, todos los seres humanos tenemos una conciencia, cuya función es salvar al hombre de la autodestrucción. La conciencia es como la fiebre y el dolor en relación con el cuerpo. La fiebre y el dolor son mecanismos de supervivencia, a nivel biológico, informan sobre un daño que amenaza la salud. Cuanto mayor es el daño, crece la fiebre o el dolor, con el fin de obligar a reaccionar. De forma similar, la culpa y el remordimiento son mecanismos de supervivencia a nivel moral; mantienen la conciencia despierta e informan cuando hay conductas incorrectas, y exigen rectificación con el fin de evitar la autodestrucción.

La angustia existencial es también un mecanismo de supervivencia espiritual, tiene como finalidad mantener vivo el verdadero sentido de la vida.

 

Existen leyes morales naturales que se imponen porque son lógicas y necesarias para salvaguardar la salud mental, la supervivencia y la convivencia social. Cuando las personas y los países se guían por estas leyes morales, les va bien, y cuando las quebrantan, les va mal, porque actúan en contra de la naturaleza y la naturaleza no perdona a nadie.

 

La conciencia solo soporta ciento grado de incongruencia moral. Se cree que más del 70% de las enfermedades son de carácter psicosomático, causadas por desadaptación y por incongruencias en algún aspecto de la vida. Es importante tener presente que todos los comportamientos humanos tienen carácter moral. Son morales en la medida que contribuyen a la salud y al desarrollo, y son inmorales en la medida en que afectan a la salud física, mental, moral o espiritual. En este sentido, las drogas, el alcohol, las críticas, la mentira y todas las formas de corrupción son inmorales y causan consecuencias a nivel personal y a nivel social. En consecuencia, la mayoría de los problemas: enfermedades, angustia, estrés, violencia, guerras, etc. se deben a falta de autogobierno de las personas.

 

La experiencia indica que nadie puede destruir o callar su conciencia, a menos de incurrir en la enajenación, por lo cual, los tiranos y corruptos, a pesar de su aparente éxito, no son felices, pues, tienen una conciencia que juzga sus acciones y condena su proceder. Pueden fingir éxito y felicidad, pero su expresión corporal les delata. En realidad, viven un infierno en su yo íntimo, del cual desearían salir, pero no pueden, porque están atrapados en su propia cárcel mental.

 

Así que, no te preocupes de hacer justicia, ni esperes que el tiempo ponga a cada uno en su lugar, porque cada uno ya está en el lugar que ha elegido, y tiene lo que merece en atención a sus acciones.

 

Ahora bien, sabiendo que siempre habrá tiranos y corruptos, prepárate para estar fuera de su radio de acción, y trabaja para llevar luz y moral a la mente de las personas, pues: "Moral y luces son nuestras primeras necesidades" Simón Bolívar.

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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